La orquesta tocaba, por casualidad, al azar.
Hablaba en la calle. Hablaba por él, mientras ella sonreía.
Sus ojos como la melodía.
El frío los juntaba, la hora los separaba.
Palabras por besos, preguntas por abrazos,
Y el cielo se dormía en la estación de metro.
Los acordes como remolinos entre ellos...
-No quiero hablar...- dijo él.
-No te preocupes, yo tampoco- respondió ella.
Luego de un abrazo, planeando el porvenir,
juntos caminaron, soñando de nuevo.
martes, 25 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario