jueves, 6 de septiembre de 2007

Pálido

Nunca ha sido bueno ver a la luna llorar, cuando lo hace la noche se transforma en manos cerradas, en ojos rojos y en espaldas al revés. Una vez ví a la luna triste, me sentí sin brazos, sin armas ¿Cómo poder consolarla si estaba tan lejos? Entendí que cuando la luna siente que no brilla, solo hay que observarla, contemplarla y estar atento de no dejarla sola. Jamás a sido bueno que la luna este triste, las estrellas no son iguales, el cielo deja de ser inmenso y su hermosura no se refleja en el mar. Nunca ha sido bueno que la luna se llene de melancolía, porque aún siendo silenciosa, canta en el corazón, y aunque cuelgue del cielo, está dentro del hombre que sabe que no es bueno verla llorar.

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